El emprendimiento está de moda. En los últimos años —desde que España entró en la crisis económica, posee varios millones de parados y pocas opciones laborales— emprender, ser autónomo o crear tu propio negocio casi se ha convertido en una necesidad.
Sin embargo, en medio de esta fiebre del emprendimiento hay voces que ya advierten de que «no todo el mundo puede emprender».
Así lo manifestó el pasado 6 de noviembre el director de Instituto Aragonés de Empleo, Inaem, Javier Lorenzo, en unas jornadas sobre formación, empleo y emprendimiento en el sector agroalimentario organizadas por la Alianza Agroalimentaria Aragonesa.
Allí, varios representantes de entidades que escuchan, asesoran y acompañan a los emprendedores coincidieron en que, alrededor del 20% de los proyectos que han recibido en los últimos años están relaciondos con el sector agroalimentario. Asimismo, tabmbién pusieron de manifiesto algunas de las peculiaridades de este tipo de empresas: micropymes familiares, vinculadas con la industria transformadora y que se encuentran en el medio rural.
Debido a ello, a esas especiales características de este tipo de proyectos, el Instituto Aragonés de Fomento, IAF, ha iniciado en 2014 un programa de formación específica para el emprendimiento agroalimentario. Según explicó su coordinador, Pedro Pardo, a nivel nacional hay muy pocos programas de este tipo, destinados únicamente al sector primario, siendo uno de lo primeros en aparecer el de la Fundación Juana de Vega de Galicia, que se puso en marcha en 2013.
En ambos programas de emprendimiento agroalimentario, tras una selección previa de los proyectos presentados, se lleva a cabo una primera fase de formación específica para el emprendedor sobre materias de gestión económica y financiera, marqueting e incluso, conocimientos del propiosector agroalimentario; la segunda fase se centra en la puesta en marcha del proyecto y asesoramiento del mismo. «En nuestro caso, también contamos con una serie de reconocidos empresarios agroalimentarios aragoneses que se convierten en mentores de los emprendedores y semanalmente se reúnen con ellos para orientarles y darles consejo», explicó Pedro Pardo.
Otros ponentes de la jornada coincidieron en que, gran parte de las iniciativas empresariales del sector agroalimentario pasan por dos fases: una primera, que es cuando se inicia y comienza la empresa, y, a los pocos años, otra segunda, en la que hay que «re-emprender» para actualizarse en función del mercado, el tamaño, los clientes, etc.
Para finalizar, en la jornada intervinieron varios emprendedores que expusieron su experiencias personales y profesionales, aportando claves para cualquier tipo de negocio. Laura Carrera, de Flores en la Mesa afirmó que «el empresario pequeño tienen que apostar por ofrecer una mayor calidad«; José Pinilla de Bioselecta aseguró que «hoy el mundo es muy pequeño y hay que tener una visión empresarial internacional«; y el representante del Grupo Cooperativo Pastores, Antonio Aparicio, insistió en que «la cultura de error es básica, sobre todo para aprender a levantarse».